Especial El ojo del arte

Ubicado en la rotonda central de uno de los accesos a La Plata, en Avenida 7 y 528, en el límite con Tolosa, el Faro de Cultura fue creado por el artista Gyula Kosice para conmemorar el centenario de la Ciudad de las Diagonales.

La obra se compone de una fuente circular de 25 metros de diámetro, con capacidad para más de 300 mil litros de agua, un poco elevada sobre el nivel del terreno, con dos picos eyectores. En el centro se levanta la torre, repleta de puntos luminosos, y abrazada por círculos excéntricos y decrecientes de acero inoxidable.

"Tomé el tema de la torre de acero luminosa como una suerte de arquetipo de la civilización, pero en grandes proporciones. Al mismo tiempo, intenté representar a La Plata como faro de irradiación política y cultural de la provincia de Buenos Aires. De allí le viene el nombre", reveló Kosice al diario El Día de La Plata en una entrevista realizada en abril de 2012.

La escultura parece transformarse con la llegada de la noche, al reflejar y refractar la luz de una manera que da la sensación de movimiento, haciendo honor al concepto de “hidroespacio”, un término acuñado por el propio Kosice para referirse a la idea de un espacio de armonía entre agua, luz y color.

Inaugurada de manera oficial en 1982, fue una donación del Centro de Ingenieros de la Provincia de Buenos Aires a la comuna platense con motivo del centenario. Durante la ceremonia, el artista enterró en la base un mensaje destinado a ser abierto en el año 2082, cuando se cumplan cien años del evento inaugural. Ese mensaje, según reveló en su momento, es un intento de resumir su concepción de la vida y del arte e intentar la audacia de imaginar cómo será el mundo dentro de un siglo.

La obra también encierra una intención significativa: pretende ser una guía simbólica para la cultura y el arte, elementos que, para Kosice, son vitales para la sociedad. Así, buscó crear un faro que no solo ilumine físicamente, sino también inspire a la gente a reflexionar sobre la importancia del arte en la vida cotidiana, el papel de la creatividad en el desarrollo humano y la idea de que la cultura debe ser una brújula que oriente a la sociedad hacia el progreso y la paz.

El artista había nacido el 26 de abril de 1924 en el seno de una familia húngara, en la ciudad de Kosice, que entonces era Checoslovaquia y hoy pertenece a Eslovaquia. Llegó a la Argentina a los cuatro años, en 1928, y más tarde se naturalizó como argentino. Fue escultor, pintor, teórico y poeta, y uno de los pioneros del arte cinético, lumínico e hidrocinético, como así también un cultor de la unión del arte, la ciencia y la tecnología. Su verdadero nombre era Ferdinand Fallik pero tomó como nombre artístico el de su ciudad natal. 

Entre sus grandes hitos en el mundo del arte aparece la creación de Röyi, la primera escultura articulada y móvil de Latinoamérica, en 1944. Dos años más tarde, fundó el Arte Madí, el más importante movimiento artístico multidisciplinario y de vanguardia de la Argentina. Fue el primero en crear la escultura hidrocinética, introduciendo el agua en movimiento como elemento esencial de sus obras. Ganó el Premio Di Tella en 1962 y el Konex Platino en 1982. Fue distinguido con el grado de Caballero de las Artes y las Letras por el gobierno de Francia en 1989. Recibió el premio a la Trayectoria en Artes Plásticas, otorgado por el Fondo Nacional de las Artes, en 1994. Falleció el 25 de mayo de 2016.

Con la escultura platense, Kosice logró plasmar su visión de un mundo donde la cultura tiene un papel central en la vida cotidiana y donde el arte se convierte en un faro que ilumina el camino hacia un futuro mejor.