Por Belén Canonico.

Es uno de los máximos exponentes de la poesía norteamericana de su generación. Pero a diferencia de sus colegas, Emily Dickinson nunca fue consciente de su éxito. La joven poeta pasó los últimos quince años de su vida -los más prolíficos de su carrera- recluida entre las cuatro paredes de su habitación en la casa familiar de Nueva Inglaterra. Nunca tuvo la intención de hacer pública su obra, pero gracias a la insistencia de su hermana menor, Lavinia, accedió a publicar seis de sus tantos poemas en diario local bajo un pseudónimo.

La vida, la muerte y la inmortalidad eran temas recurrentes en su poesía. Y eso, sumado a su decisión de vivir completamente aislada y solo mantener contacto con los suyos a través de la puerta de su habitación o simplemente por correspondencia, hace que su vida sea tan intrigante como misteriosa.

Lavinia, su hermana menor y gran confidente, fue quien descubrió los más de 1800 poemas que Emily escribió en su reclusión, luego de que la poeta muriera en 1886 por una enfermedad renal. Y aunque decidió que el mundo conociera el arte de su hermana, nunca quiso revelar detalles de su vida privada. Sin embargo, a lo largo de los años, han circulado varias versiones sobre los motivos que llevaron a Dickinson a retirarse de su vida social

Algunos estudiosos de su obra aseguran que Dickinson nunca fue una persona sociable. No le gustaba hablar en público y evitaba el contacto con la gente. Además, no estaba de acuerdo con los estereotipos femeninos de la época. Y aunque suene irónico, habría decidido vivir encerrada en su habitación para poder contar con la libertad de pasar sus días dedicadas a su máxima pasión: la escritura. Dado el buen nivel económico y social que tenía la familia Dickinson, esta decisión no era tomada como algo excéntrico ni mucho menos.

Pero también se han generado varias especulaciones alrededor de la vida amorosa de la autora. Durante su juventud, Dickinson estuvo rodeada de muchos hombres a los que consideraba amigos. Pero hubo dos que fueron señalados como quienes más la marcaron: Benjamin Franklin Newton y Charles Wadsworth.

Newton era estudiante de derecho que vivió durante dos años junto a la familia Dickinson. Fue uno de los grandes mentores de la poetisa y en sus cartas a su entrañable amiga Susan Gilbert -quien se convirtió en su cuñada- Emily no escatimaba en los elogios para el joven con el que aseguraba que sentía una conexión especial. Pero Newton estaba muy enfermo de tuberculosis y su muerte dejó a Emily devastada.

El dolor que sentía Dickinson eran tan profundo que se mostraba desganada, triste, sin ganas de hacer nada. Y Charles Wadsworth, un pastor de la iglesia presbiteriana fue a visitarla a la casa familiar para intentar animarla. Y la atracción entre ellos fue inmediata. Pero hubo algo que impedía que su relación creciera: Charles estaba casado. Más allá de eso, mantuvieron un vínculo muy cercano por correspondencia. Pero cuando el hombre falleció, Dickinson volvió a sumirse en una profunda depresión por otro golpe de la vida.

La tristeza por la pérdida de dos personas amadas y el miedo a la muerte son piezas fundamentales en la teoría que afirma que la poeta decidió vivir encerrada para canalizar su dolor por medio de la escritura. Lo cierto es que de estos años tan misteriosos en la vida de Dickinson, afloraron algunos de los versos más bellos de la historia de la literatura universal.