El día de los drones, de Nicolás Poggi: una "Walking Dead" en una Buenos Aires de zombis tecnológicos
El autor emergente retrata un futuro distópico como una advertencia y promete causar furor en la literatura porteña.
El día de los drones (editorial Diotima), una novela breve de reciente publicación, toma como eje las nuevas tecnologías para confrontar al lector con una realidad que podría superar a la ficción: la electrónica como medio de consumo masivo, donde el consumidor se convierte en consumido.
Este juego de palabras no es casual. En solo 74 páginas, el periodista Nicolás Poggi ofrece una mirada crítica hacia el consumismo excesivo de los aparatos que simplifican la vida pero también esclavizan a sus usuarios.
En diálogo con la Agencia Noticias Argentinas, donde es editor de la sección Política, reveló que este desafío comenzó “hace 10 años”, y evoca una época en la que la que muchos de estos dispositivos apenas emergían como novedad. Sin embargo, las descripciones exhaustivas de cada línea los muestran hoy con un rol fundamental en nuestra sociedad.
Placas de acero entre los cuerpos, la pesadez del aire impulsada por aparatos autónomos y una historia que plantea interrogantes profundos. La novela tiene como protagonista a un periodista que pasa sus días en la redacción de un diario.
Poggi demuestra con precisión su conocimiento del ámbito periodístico al recrear un escenario minucioso, basado en su trayectoria en medios como lo que fue la agencia DyN y lo que es actualmente este medio.
Para quienes trabajan en los medios tradicionales, los personajes parecen estar a la vuelta de la esquina. Sin embargo, el público ajeno a los ambientes periodísticos podrá explorar desde adentro cómo se construyen las noticias. La historia, no obstante, refleja una redacción en un futuro distópico.
Fuera del espacio laboral, una Buenos Aires nocturna se despliega con su aire denso, que salpica a los pocos transeúntes. La novela se llena de olores y sensaciones familiares, como el tufo del subte B cuando casi no quedan pasajeros en el vagón. Sin adoptar posturas políticas a lo largo de sus 74 páginas, el relato fluye sin detenerse en discursos gubernamentales.
No obstante, la conciencia social está presente como eje narrativo: gente en situación de calle, la mala atención en hospitales públicos con recursos escasos, y el papel de los medios de comunicación en la vida cotidiana.
En este contexto, Poggi se posiciona como un alertador. Con una revolución digital desconocida, el protagonista se adentra en una pandemia cuya descripción resulta impactante. Escrito antes de la aparición del Covid-19, el texto resuena como un diario de la epidemia y su aislamiento.
Según el autor, no hubo retoques ni ediciones después de 2021; cada detalle fue elaborado previamente, tal como la incertidumbre de los mandatarios, la limpieza con alcohol en gel de los escritorios y el vacío en las avenidas.
En otro orden de cosas, una de las referencias más acertadas sería la película de Alex Proyas Yo, Robot. Poggi comentó que su motivación fue cuestionarse: “¿Nos estamos convirtiendo en robots? Bueno, hagámoslo así a ver qué pasa”.
La construcción de cada personaje, los gestos y los escenarios permiten que el lector se sumerja fácilmente en la historia, en una búsqueda constante de continuidad.
La capacidad de sostener las emociones del narrador en primera persona —como la desesperación constante y la sensación implícita de que algo va a ocurrir— mantiene la intriga hasta la explosión final.