Con las botas puestas, la muerte de Johnny "Guitar" Watson
Por Martín Sassone
Johnny “Guitar” Watson tocó los primeros acordes de Superman lover y el público que había copado el Ocean Boulevard Blues Café de Yokohama estalló de júbilo. El estruendo de la gente se aplacó con el primer verso de la canción. Entonces, lo imprevisto: Watson giró el micrófono, se apoyó una mano en el pecho y se desplomó. Fue un momento de confusión. Algunos pensaron que era parte del show. La banda siguió tocando unos instantes más, casi por inercia, hasta que el promotor y un asistente entraron corriendo para asistirlo. Eran las 19.40. La ambulancia tardó unos diez minutos en llegar y Watson fue llevado al hospital más cercano. Los médicos trataron de reanimarlo con masajes cardíacos pero no pudieron corregir su destino. Watson fue declarado muerto a las 21.16 del 17 de mayo de 1996. Tenía 61 años.
La muerte lo encontró de gira por Japón. Había llegado a ese país el 11 de mayo y en menos de una semana tocó en Osaka, Kyoto y Nagoya, y todavía tenía dos fechas más previstas en Tokio. Si bien en los tres shows previos Watson se mostró enérgico y entretenido como siempre, la noche anterior a su deceso se canceló un recital en Sapporo porque, según se informó, el artista estaba agotado. Días después trascendió que Watson se estaba tratando con nitroglicerina, que se usa como vasodilatador para prevenir la enfermedad isquémica coronaria, el infarto agudo de miocardio y la insuficiencia cardíaca congestiva, pero eso fue rechazado rotundamente por la viuda, Susan Maier Watson.
El 19 de mayo, en el Hibiya Yagai Ongakudo, donde Watson iba a compartir cartel con la legendaria banda japonesa de blues Ukadan y James Cotton, sus músicos se subieron al escenario y uno de ellos reveló: “Johnny una vez nos dijo que si tenía morir quería que fuera arriba del escenario”.
Watson había nacido el 3 de febrero de 1935 en Houston, Texas. Contemporáneo de otros grandes guitarristas como Albert Collins y Johnny Copeland, empezó tocando el piano, instrumento con el que grabó para el saxofonista Chuck Higgins el clásico jump blues Motorhead baby, en 1952. Dos años después se pasó definitivamente a las seis cuerdas y grabó su primer single, Space guitar. El nombre artístico se lo asignó luego de ver la película protagonizada por Joan Crawford, Johnny Guitar.
Su carrera estuvo más ligada al R&B que al blues, e incursionó en el soul, el funk y hasta grabó un disco de jazz para el sello Chess. Su canción más famosa, Gangster of love, que lanzó en 1957, influenció a toda la generación de músicos de fines de los sesenta y setenta, como Johnny Winter, Steve Miller, Frank Zappa y los hermanos Vaughan, entre otros. En una entrevista, Watson incluso se adjudicó ser el inventor del rap: “Hablar siempre fue el nombre del juego. Cuando canto, estoy hablando con melodía; cuando toco, estoy hablando con mi guitarra; puedo estar hablando basura, pero en definitiva estoy hablando”.
La muerte lo sorprendió con las botas puestas, como él quería, arriba de un escenario. Sucedió muy lejos de su casa y, como casi siempre ocurre, cuando uno menos lo espera. Hoy es tiempo de enaltecer su figura y revalorizar su música.