Antonio Berni fue uno de los máximos referentes del arte argentino en el siglo XX. Su obra logró incomodar a la sociedad por la crudeza con la que mostraba la vida de los trabajadores y los habitantes de los barrios carenciados y, a su vez, marcó el surgimiento del realismo social.

Nacido en Rosario, Santa Fe, el 14 de mayo de 1905, fue un niño prodigio de las artes y motivado por su familia, empezó a formarse durante su niñez. Así fue como a los 15 años montó su primera exposición, que constó de 17 óleos de paisajes suburbanos y flores.

En 1925 recibió una beca del Jockey Club de Rosario para estudiar en Europa y allí se sumergió en el surrealismo. “Había hecho ensayos cubistas, pero no me sentía cómodo. Junto al surrealismo me sentí contemporáneo. Ya no se trataba de ir descubriendo un mundo de fenómenos estéticos, sino de encontrarme conmigo mismo”, relató en un reportaje el destacado pintor, grabador y muralista.

Volvió a la Argentina durante la Década Infame, ya casado y con una hija, para trabajar como empleado municipal. Sorprendido por la realidad que acechaba a los argentinos por la desocupación, la miseria, la lucha obrera y el hambre asumió el compromiso de retratar las problemáticas sociales en sus obras, como Desocupados (1934) y Manifestación (1934), por las que fue premiado pero también muy criticado.

Antonio Berni: compromiso y realismo social

A finales de los 50 apareció por primera vez Juanito Laguna, uno de sus personajes más recordados. “Es un chico pobre, pero no un pobre chico. No es un vencido por las circunstancias, sino un ser lleno de vida y esperanza, que supera su miseria circunstancial porque intuye vivir en un mundo cargado de porvenir”, explicó el artista plástico. Y detalló: “Surge en el gran Buenos Aires, cuando comencé a hacer una serie de apuntes en los barrios pobres y al ver ese conjunto de chicos y sentir que todavía no lo había personalizado lo suficiente. Pero si bien es un arquetipo del Gran Buenos Aires, puede ser un arquetipo de todos los niños o los changos de las ciudades de Latinoamérica”.

Antonio Berni: compromiso y realismo social

Un detalle no menor es que para lograr una mayor intensidad expresiva en sus personajes decidió no solo usar pintura y pinceles, sino que incorporó todo tipo de desechos. “Esos materiales son equivalentes a su ámbito habitacional. Los materiales con que hago mi obra, no los busco muy lejos de su barrio. En los baldíos, en el senderos, encuentro los cajones, las cajas vacías, las latas y los plásticos del rezago de la gran industria que son recuperados por esa población aledaña de inmigrados del interior argentino o de los hermanos de países vecinos”, reveló.

Años más tarde empezó a pintar a Ramona Montiel, un personaje que representa a las mujeres de las grandes ciudades que se prostituyen para sobrevivir, que son rechazadas por la sociedad, también implementando la técnica collage. Y el impacto fue tan fuerte y relevante para el mundo entero como el de Juanito.

Antonio Berni: compromiso y realismo social

A fines de la década del setenta sintió curiosidad por la vida en Estados Unidos y al instalarse en al país norteamericano decidió recurrir a la ironía sobre las personas que, a su criterio, tenían una gran riqueza material y una profunda pobreza espiritual, a diferencia de los personajes que habían surgido en su país natal.

El 13 de octubre de 1981 murió a los 76 años en Buenos Aires. Y a pesar de que ya pasaron cuatro décadas desde su fallecimiento, su arte y su compromiso social siguen vigentes. “El arte es una respuesta a la vida. Ser artista es emprender una manera riesgosa de vivir. Es adoptar una de las mayores formas de libertad. Es no hacer concesiones. En cuanto a la pintura es una forma de amor, de transmitir los años en arte”, fue una de las últimas declaraciones públicas que hizo Berni.