Kicillof desplazará a cuatro secretarios del Tribunal de Cuentas
Avanza el pacto entre el gobernador y el presidente del Tribunal bonaerense, Eduardo Grinberg. El objetivo de este organismo de control abarca desde examinar las cuentas públicas de la provincia y los municipios, y hasta decidir amonestaciones y multas.
El más polémico de los miembros del Tribunal de Cuentas bonaerense sigue en su cargo, mientras que cuatro secretarios de perfil opositor (necesarios en un organismo de control público) serán desplazados. Esto terminaría de concretarse el martes próximo, a partir de un acuerdo entre el titular del organismo, Eduardo Grinberg, quien está ahí desde 1987 (33 años) a pesar de denuncias y cuestionamientos, y el gobernador Axel Kicillof.
El más antiguo y el más nuevo de los funcionarios de la Provincia pretenden desplazar a Felipe Gonzalez Barlatay (secretario Legal y Técnico), Hernán Jorge González (Modernización y Fortalecimiento Institucional), Leonardo Di Pietro (Auditorías Financieras y Proyectos de Inversión) y María Florencia Vezzeti (de Actuaciones y Procedimiento).
El lugar de los desplazados sería ocupado, respectivamente, por Gonzalo Sebastián Kodelia, María del Carmen Sabugal, Jimena Alonso y Alejandro Daniel Alegretti. En tanto que Marta Silvina Novello, quien se desempeña actualmente como Secretaria de Relaciones Institucionales y Profesionales, pasará a serlo de Actuaciones y Procedimiento.
Estos desplazamientos se dictaminaron en una resolución publicada ayer por el presidente del organismo. Para ser efectivos, deberán ser refrendados en una Asamblea Extraordinaria que se realizará el próximo martes 26 a las 14 horas, en la sede del organismo, sin importar ni siquiera el coronavirus. Se descarta que la propuesta de Grinberg, acordada con Kicillof, será aprobada.
Pacto: uno sigue, otro entra
El acuerdo Kicillof-Grinberg, que se refrendará el próximo martes, le permitirá al gobernador ubicar gente propia en un organismo que justamente debería controlarlo. Mientras que para Grinberg se trata de la propia supervivencia, tras cuatro años en los cuales su influencia se vio mermada, y con la amenaza pendiente de un juicio político.
Grinberg es resistido dentro y fuera del organismo, entre otras cosas por designaciones en el mismo de familiares y amigos. A tal punto que fue denunciado por ello, en un listado que incluye a su cónyuge Susana Klurfan, su hijo Ignacio Grimberg, su contador Carlos Basile, la esposa de su chofer, María del Carmen Arias, y su profesor de yachting, Diego González.
Grinberg tiene raíces en San Isidro y simpatías con el radicalismo. Fue noticia en varias oportunidades por decisiones polémicas, entre ellas la designación de familiares y allegados. También se comenta que tiene un barco amarrado en Punta del Este, el cual debería justificar en relación a sus ingresos.