Por Roberto Piazza *

Desde hace 45 años me dedico a realizar alta costura. Primero trapos, cuando era chico; luego ropa; ahora ropa de lujo y además educación, lucha contra el abuso infantil, libros, televisión, radio, teatro, y todo lo que ustedes se imaginan.

Recibí premios que llenan estantes en distintos países. Voy a Los Ángeles (Estados Unidos) y me quieren; llego a España, me adoran y me reciben con más premios. Ya no tengo lugar donde ponerlos. Pero no recibo ninguno de la Cámara Argentina de la Moda. Debe ser porque soy políticamente incorrecto, y eso es lo que más me gusta. Empecé en 1976, plena dictadura militar, en mi ciudad, Santa Fe de la Veracruz, y pasé por todos los gobiernos. Me confieso culpable, los voté a todos.

Y ahora, como si no fuera suficiente con todo lo vivido, aparece cual película berreta de terror americana esta historia de fin del mundo, llamada coronavirus. Justo cuando mejor me sentía. ¡Estoy en la cúspide de mi vida y mi carrera!

Llegué hace 110 días desde Madrid. Estaba feliz por regresar con proyectos maravillosos, contratos en la Argentina, desfiles, recitales de tango, giras. Y para julio me esperaban en Europa también, amadrinado por la excelentísima Doña María Isabel Ortiz Vizcondesa de Garcigrande y Condesa de la Cabaña. Y de repente el cielo oscureció, el piso se abrió, y caimos todos juntos en esta situación de congelamiento y terror.

Nada se podía hacer. La gente muere, los pobres están peor que nadie, las pymes están destruidas, y los ricos se desesperan porque no pueden ir a sus countries ni a Punta del Este. Mientras yo permanezco en mi sillón, en mi Maison de alta costura, consumiendo una sobredosis informativa que me descompone día a día.

En Brasil es presidente un psicópata que está matando a la gente; en Estados Unidos, Trump hace estragos mientras a su peluca no se le mueve un pelo; el presidente de España impuso cuarentena luego de dos meses de contagios; y nosotros tenemos a nuestro Alberto Fernández, presidente de la pandemia. Estoy todo el día haciendo notas por Instagram, mirando Netflix, tratando de no engordar, rezándole y preguntando a Dios dónde está.

Ahora doné barbijos para el Hospital de Niños, mientras que algunos colegas los venden a 10.000 pesos. ¡Que locura! Doné vestidos para subastar y llegar a los carenciados, por intermedio de Marcelo Tinelli, y así me lleno el alma en este compás de espera.

Doy clases online a mis 23 escuelas de diseño. Es complejo pero se puede. Me paso la mitad del día angustiado, la otra preocupado, y lo que resta -si es que algo queda- deprimido. No sé dónde piso ni hacia dónde vamos.

Los hacemos moda, y nuestros colaboradores, somos vistos por mucha gente como fabricantes de banalidad. Pero hay más de 300 familias que viven de mi nombre, y eso es trabajo más que cualquier otra cosa. También la situación es difícil para los fabricantes de ropa mayorista, que ahora deberán revenderla en saldos; las marcas, y toda la industria de la moda.

Le dan permiso a la gente para correr, y no para otras cosas importantes. Cierran empresas y negocios de muchos años, la gente se queda sin trabajo y florecen los juicios laborales. Hoy recibo denuncias de femicidios y violaciones de menores a diarios, y no sé dónde enviarlos para que alguien los atienda y ayuda.

Mientras tanto, yo sigo sentado la lado de un vestido confeccionado por seda francés y cristales, color nude y encaje suizo divino. Quizás algún día lo muestre, o lo guarde de recuerdo para la hija que nunca tendré. Así es esta profesión.

Ya estábamos mal, y de golpe un murciélago, mono o pangolín nos transmitió esta enfermedad. El monstruito llamado coronavirus, que no se ve pero inunda más que un desborde del Paraná.

Señoras del mundo: los que hacemos moda somos frívolos. ¿Pero saben qué? La frivolidad es una filosofía que, en este momento de un mundo tan podrido y corrupto, debería poder disfrutarse. ¡Por eso me reivento cada mañana, como hace muchos años, y sigo por más! ¡Porque amo mi mundo y mi vida, resulte como resulte en cada época del país y el mundo!

* Diseñador de moda y artista