La convocatoria a la movilización universitaria del martes marcó al gobierno de Javier Milei, que admite que se trató de la primera gran marcha en su contra y aunque todavía no enciende las alertas, trabaja en neutralizar el conflicto con las universidades. 

En Casa Rosada consideran que podría haberse desactivado la convocatoria en la previa al martes, y confían en que el secretario de Educación, Carlos Torrendell, tome la posta, que hasta entonces llevaba el subsecretario de Políticas Universitarias, Alejandro Álvarez, y avance en las negociaciones con los rectores.

Por la mañana, cuando los relojes daban las 8:30, Milei llegó a Casa Rosada en la lujosa camioneta negra que lo transporta junto a su ministra de Capital Humano y amiga, Sandra Pettovello, titular de la cartera que nuclea la gran mayoría de conflictos abiertos. 

El jefe de Estado, vestido de traje y zapatillas para recibir a periodistas de la Revista Times, saludó al personal de casa militar y subió junto a la funcionaria a sus despachos donde compartieron un desayuno. Ninguno de los dos asistió a la reunión de Gabinete que se desarrollaba a pocos pasos, en el salón Eva Perón. 

Lo cierto es que el conflicto aún abierto con las universidades preocupa, pero no asusta. De hecho, ocupó gran parte del intercambio entre ministros que encabezó el jefe de Gabinete, Nicolás Posse, este jueves.

En Balcarce 50, responsabilizan a la oposición de la masividad de la protesta por haber instalado que la administración libertaria busca privatizar la educación pública, pero también hacen autocrítica y admiten que desde el oficialismo se podría haber trabajado en desarticular la convocatoria. 

“Milei jamás dijo que iba a terminar con la educación pública. Eso lo lograron instalar los conductores del tren fantasma”, insisten desde el entorno del mandatario que, con el correr de las horas, bajó el tono, y eligió centrar sus críticas al uso político de una movilización que -reconoce- respondió a "una causa que suena noble".

Si bien el millón de personas a nivel nacional que movilizaron no asusta a la administración libertaria, algunos creen que se podría haber profundizado en la batalla discursiva. Incluso, hay quienes piensan que hubiera sumado que el propio Milei, en la cadena oficial que protagonizó el lunes junto a su equipo económico, hiciera mención sobre la movilización del 23 y aclarara el tema. 

“No nos asusta porque se sumaron los impresentables, y eso jugó a nuestro favor, pero no supimos manejar la confusión discursiva. Es algo que no nos puede volver a pasar”, admitieron ante la agencia Noticias Argentinas por los pasillos de Casa Rosada. 

Tras el insistente reclamo del Consejo Interuniversitario Nacional (CIN) por la actualización del presupuesto universitario, desde el círculo más intimo del jefe de Estado garantizan que harán todos los esfuerzos para resolver el tema, en una discusión que vaticinan se extenderá durante todo el año. 

El martes 30 de abril, hay una parada clave, en la que Carlos Torrendell tomará protagonismo en lugar de Álvarez, quien hasta entonces se encargaba de llevar el tema, con los rectores luego de la masiva movilización. A pesar de que el fundador de la agrupación justicialista, Guardia de Hierro, cuenta con la aprobación del mandatario, consideran que a raíz de la escalada del conflicto debe ser Torrendell, el número uno del área, el indicado para desactivar la tensión. 

La idea de auditar las cajas sobrevuela y no es negociable. Todavía sin estrategia puntual, pero con la presión necesaria motorizada por la ansiedad por “destapar curros” en el manejo presupuestario de las universidades que aumenta en la medida en la que los reclamos de las autoridades educativas escalan. “El tiempo siempre nos da la razón”, planteó un funcionario con oficinas en Balcarce 50.